Ya se está usando el primer piloto de la aplicación móvil de Bioseguridad desarrollada por Pronexo. En esta etapa se está usando en granjas de producción avícola y permite asegurar que los trabajadores que ingresan a estas dependencias hayan cumplido con un período de ventana entre una granja y otra, garantizando que no porten agentes de riesgo para los animales. 

Enfermedades como la gripe aviar no solo representan un grave riesgo para la salud pública y animal, sino que también conlleva costos devastadores para la industria avícola y la economía global. En los últimos años, los brotes de gripe aviar han dejado pérdidas millonarias, desde la destrucción de aves infectadas hasta la interrupción de la cadena de suministro.

Las restricciones a la exportación de productos avícolas afectan gravemente a los países exportadores. Por ejemplo, Estados Unidos, afectado por brotes recientes, sólo durante 2015 sufrió una caída de $1.1 mil millones en sus exportaciones. Según una investigación de la Universidad de Chile, en nuestro país los costos de un brote de influenza aviar podrían oscilar entre 208 millones de pesos, hasta 10.000 millones de pesos.

Sin embargo, la implementación de estrictas medidas de bioseguridad puede marcar la diferencia entre una crisis controlada y un desastre económico. Estas prácticas abarcan una serie de protocolos diseñados para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas en entornos laborales. Desde la implementación de medidas de limpieza y desinfección rigurosas hasta el fomento de la higiene personal y el distanciamiento físico, cada acción que tomamos en pro de la bioseguridad contribuye a crear un ambiente más seguro.

Más allá de su impacto inmediato en la salud pública, invertir en bioseguridad ofrece una serie de beneficios tangibles, como reducir la incidencia de enfermedades entre los empleados y fortalecer la reputación de la empresa frente a clientes y socios comerciales. A medida que navegamos por un panorama empresarial en constante cambio, la bioseguridad se convierte en un componente aún más crítico de nuestras estrategias operativas. Al integrar la bioseguridad en la cultura y las prácticas comerciales fundamentales, podemos crear entornos de trabajo más seguros y resilientes que estén mejor preparados para enfrentar los desafíos del mañana.